En este, nuestro querido país, se
nos da muy bien eso de celebrar las tradiciones que llegan del otro lado del charco
despreciando las nuestras. Y para colmo, estamos desechando unas tradiciones
que son mucho más antiguas.
Es por ello que, desde aquí,
reivindico las que siempre he vivido, conocido o escuchado:
- ¿Quieres pasar miedo de verdad?
Sal a pasear la víspera de todos los santos por los bosques gallegos. Si ya es
de noche, quizás puedes toparte con la Santa Compaña (también llamada Huéspeda
por la zona de León y Zamora).
Los gallegos celebran “Samaín”, una
tradición ancestral que ya celebraban los celtas antes de aparecer Halloween. Durante
la noche de Samaín desaparece la frontera entre el mundo de los vivos y de los
muertos. Hay que decorar la casa con adornos grotescos y vaciar calabazas para
introducir velas (antes se hacían con nabos) para espantar a los malos espíritus.
Puedes optar por disfrazarte con pieles y cabezas de animales para que pasen de
largo y no se queden en tu casa.
En mi pueblo vaciábamos una
remolacha, con lo que teníamos, hacíamos lo que podíamos.
Acércate a Soria, donde títeres
gigantes, esqueletos, monjes templarios y otros espectros llegarán al puente
donde nace el Monte de Las Ánimas y al calor de una hoguera se leerá la leyenda
de terror de Bécquer con el mismo nombre.
En
Begíjar (Jaén), entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, los jóvenes salen con cazuelas de gachas a la calle
para tapar con ellas las cerraduras de las
casas e impedir la entrada a los malos espíritus.
En Alcalá de Henares
se representa al aire libre Don Juan Tenorio (José Zorrilla) en escenarios
mágicos de la ciudad. Y os recuerdo que su escena más famosa se desarrolla en
un cementerio en el que se producen apariciones de muertos.
De chica íbamos al
cementerio porque se decía que “salían chispas” de las tumbas. Sinceramente yo
nunca divisé ni una, pero era de las primeras en afirmar que las había visto
para salir corriendo de allí como alma que lleva el diablo.
Y así podría seguir
en cada rincón de España.
No quisiera comer yo
caramelos y chuches y jugar a truco-trato teniendo a mi disposición buñuelos de
viento o huesos de santo ¿no es suficientemente tétrico?
Si andas por el
norte, no dejes de ir a un “magosto” donde se asan castañas, tan típicas de
esta época y se acompañan con vino. Tendrás que tiznarte la cara con los restos
de la hoguera o saltar las llamas para tener suerte. La noche se ameniza
contando historias.
Cataluña y País
Vasco también tienen la suya propia con diferentes nombres.
Otra vertiente es
asar patatas y boniatos (¡nada de calabaza!) aprovechando la lumbre.
Gachas de leche y
pestiños en Andalucía, Panellets en la zona de Levante, dulce de membrillo en
Extremadura, “rosaris” en Mallorca… ¿No tenéis suficientes dulces para nuestra
fiesta?
Lo que hoy
celebramos y conocemos como Halloween no es otra cosa que un compendio de celebraciones
y tradiciones a las que se siguen sumando nuevos componentes, sobre todo
comerciales.
No se conoció en Estados Unidos hasta la mitad del siglo XIX,
llevada por los miles de inmigrantes irlandeses.
Y mientras acabo
estas letras, ya me he comido un par de huesos de santo , le echado un ojo a la
bandeja de buñuelos y he encendido una vela por todas las ánimas .
¡Que ustedes lo
disfruten!