Esta mañana del día del padre
será recordada por muchos por comidas de familia, regalos y felicitaciones.
Sin embargo, en casa de la
familia de Elvira García no será así. La recordarán con el sabor amargo y agrio
de la impotencia, de la rabia contenida. Esta mañana al ir a ordeñar sus cabras
descubrieron que le habían entrado a robar y no sólo se han llevado los quesos
de sus cámaras de maduración, también destrozaron todo quizás con el
pensamiento de “aquí no se hace más queso”
La familia Elvira lleva tiempo,
mucho tiempo realizando las labores propias de tener un rebaño de cabras. Eso significa:
no tener días de vacaciones, ni domingos, ni fiestas. Ni día del padre. Porque
se levantan a primera hora, de madrugada, para el primer ordeño y luego hacer
queso.
Eso también quiere decir que por
la tarde tienen que ordeñar de nuevo. Así es, las cabras como otros animales,
necesitan que se les ordeñe dos veces al día. Eso implica que no hay sobremesas
largas en una comida, que si te vas a cenar tienes que hacerlo tras este
trabajo.
Jesús, uno de los hermanos se casó
por la tarde tras el ordeño de las 18:00 horas porque si lo hacía antes no
habría quien se encargara de esa labor. Y casi no llega a su boda.
Esto lo hacen multitud de
queseros de este país que día a día cuidan, miman sus quesos para que lleguen a
nuestras mesas.
También implica estar endeudado
hasta las cejas con toda la inversión para la infraestructura (cámaras,
depósitos, licencias, refrigeración, cubetas, electricidad, etc.) que conlleva
la producción. Batallar con bancos y con la administración por todos los
papeles, inspecciones y muros que hay que superar. Como cualquier oficio
artesanal y de creación, conlleva horas y horas de estudio, de investigación, de
laboratorio.
Esta madrugada no sólo han robado
su producción, su trabajo y su energía pasada, también han intentado llevarse
su ilusión y su fuerza para seguir adelante. Ha sido un golpe duro, en primer lugar,
para ellos por lo que implica económica y sobre todo personalmente, también han
golpeado a toda la “familia” quesera de este país que inmediatamente ha reaccionado
con mensajes de apoyo y solicitudes de ayuda.
Los ladrones intentarán venderlo
seguro, pero debemos ser nosotros, los consumidores y amantes del queso, lo que
debemos impedir que estos “quesazos” (que merecen ser distribuidos y comprados
en los establecimientos legales, con todas las medidas de seguridad
alimentaria) se vendan en un mercado negro. ¿Cómo saberlo? Primero, los
venderán a precio más barato del habitual y, segundo, lo harán en lugares que
no están autorizados.
Si tenemos dudas, siempre podemos pedir al vendedor un
tiquet o factura de la compra, especificando el producto y fecha. Si no la
quieren dar, no pueden o se niega…. aquí pasa algo.
Debemos ser nosotros los consumidores
los que compremos en tiendas especializadas, con todas las garantías, con la
seguridad que han sido obtenidos de manera legal y no es fruto de un robo y
denunciar si no es el caso.
Hoy la Quesería Elvira García no
abrirá su pequeña tienda porque no tiene que vender, porque se lo han robado.
Eso sí, estoy completamente segura
que mañana volverán a hacer lo mismo, volverán a empezar de nuevo. Porque ser
quesero en este país es ser de otra pasta, hay que ser un súper héroe .
Y la
familia Elvira lo es sin duda.