Hace casi dos semanas comenzó
esta singular campaña de un producto muy poco conocido.
Prácticamente toda la producción
de España está localizada en esta zona
de León (ribera del río Órbigo) por las condiciones climatológicas existentes,
lo que hace que la calidad de la “lupulina” sea una de las mejores de Europa.
Lástima que a la hora de
venderlo, el comprador no aprecie su excepcional calidad, ya que su precio en
el mercado no deja de bajar. En general, las grandes empresas se decantan por
producto europeo de menor calidad y, por tanto, a poco precio.
El lúpulo se planta en
terrenos preparados con los denominados “varales” o postes
a los que se le va añadiendo unas cuerdas o cordones de arriba abajo
para que la planta pueda ir “trepando”.
Puede llegar hasta los 8 metros de altura. Como curiosidad,
esta planta crece en primavera unos 15 cm diarios tras los pertinentes riegos.
Es a finales de agosto y principios de septiembre cuando la planta ya ha madurado
y se encuentra preparada para su recolección.
Se suele hacer de madrugada, antes de la salida del sol. Sus
hojas tienen unas “espinas” minúsculas y
al rozar la piel arañan por lo que se tiene que ir con prendas que tapen todo
el cuerpo, bastante incómodo, por cierto, con las altas temperaturas.
En Villoria de Órbigo, donde he estado, el tráfico de
tractores constante por las calles amplias de la localidad parece hora punta de
una gran ciudad.
Característico también es el olor que van dejando y que hace
que su olor impregne todo el pueblo durante la época de la campaña, algo que
para los habitantes, es “el mejor perfume del mundo”
El sistema es sencillo, se corta abajo la cuerda y desde los tractores se da un tirón para que
el lado opuesto se rompa y caiga directamente en los carros, (denominados
“galeras”)
El siguiente paso es trasladarlo hacía la maquina “
peladora” que será la encargada de separar las hojas de las motas o flores...
... para ir directamente al secadero donde estarán algunas
horas con aire caliente.
Antiguamente las mujeres del pueblo eran las encargadas de
sentarse ante la cinta que llevaban
estas motas para separar las hojas de las mismas. Hoy en día ya no es
necesario.
Tras estos pasos se traslada a la planta que se encarga del procesado y transformación
del lúpulo en Carrizo de la Ribera donde se convertirán en los denominados
pellets, que son lo que se envían a las cerveceras ya que el lúpulo fresco
tiene muy poca vida útil.
El lúpulo (denominado el Oro Verde) es un ingrediente básico
en la elaboración de la cerveza, ya que aporta amargor y sabor característico.
Además ayuda a que la espuma sea más estable
y a conservar su frescor entre
otras propiedades.
Como curiosidad, España es el sexto productor a nivel
europeo y el décimo a nivel mundial, por lo que indudablemente, estamos
hablando de un sector muy importante económicamente en la zona del Órbigo.
Un paisaje verde que enamora en los meses de verano y que
desde aquí, recomiendo visitar alguna vez.
No hay nada mejor que tomarse una cerveza bien fresca mientras observas la flor que has recogido
tras la visita.
¡Salud!