(Hace tiempo que iba dando vueltas a la idea de tener un espacio para conversar con compañeras del sector gastronómico.
Siempre que coincidimos en actos y eventos nos dejamos muchos temas en el tintero: proyectos por compartir, tantear posibles colaboraciones, sumar experiencias, proponer retos y avances en el sector... Finalmente me decidí y convoqué el I Encuentro de Mujeres Gastronómicas.
Se trata de una propuesta que ha nacido con vocación de continuidad y con el objetivo ya mencionado. Otra característica de estos emplazamientos es su rotación. La misma naturaleza del encuentro hace necesario un número reducido. No siempre repetirán las mismas profesionales para dar cabida a opiniones diferentes, múltiples trayectorias profesionales y otros puntos de vista. También contaremos con la presencia de algún invitado especial debido a su maestría en un tema en concreto.
Quiero agradecer la respuesta, la energía, la profesionalidad y el entusiasmo que han demostrado todas y cada una de ellas.
Y ahora sí... Os dejo con la crónica de lo sucedido)
Nuestros primeros recuerdos son en una cocina, incluso alguna nació por las
prisas en una de ellas. Esos recuerdos son con “las manos en la masa”, entre
cacerolas, mamás y abuelas en el lugar
donde se hacía la vida.
No es raro entonces que estos encuentros se celebren alrededor de una mesa y una comida. Porque de las tertulias con calma, las buenas
viandas y el buen vino se hacen los momentos más especiales, el
corazón se ensancha y surgen las buenas conversaciones que alegran la vida y
esas risas que hacen chispear el alma.
Con todos estos ingredientes, hace unos días, se sentaron en
la mesa doce mujeres para degustar unos
de los mejores cocidos de la ciudad de Madrid, en la Taberna más antigua de la
capital, La Cruzada. Eso sí, haciendo caso omiso de los consejos de mamá,
hablando mientras se come que para ello ya somos unas #canallasgastronómicas
Las anfitrionas, Laura Gómez y Cacho Rivero se implicaron desde
el primer momento y nos acompañaron durante las horas que duró el evento.
Grandes titulares de ese encuentro fueron algunas de las intervenciones, como
por ejemplo Concha Crespo, que respondió que volvería a TV pero no cinco
minutos, cincuenta para poder contar todo lo que tiene que narrar tras años siendo una de las periodistas
más emblemáticas y conocedoras de este sector.
Yo le regalaría un magazine matinal de tres horas mínimo.
Yo le regalaría un magazine matinal de tres horas mínimo.
María Zarzalejos, tras más de 25 años como periodista y escritora, echa de menos de aquellos
primeros tiempos que los cocineros tengan
“la capacidad de sorpresa, que
vuelvan a la cocina y se conviertan en cocineros”. Estas palabras dan pie
para un debate sobre la cocina de hoy en día.
Ana Hernández apunta “la
capacidad de sorpresa es hacer las cosas bien” en todos los aspectos de la gastronomía, no
sólo en la cocina, también en sala. La mayoría estamos de acuerdo. Hay
demasiadas desconstrucciones de platos cuando no se saben construir. Quizás
haga falta un “regreso del futuro”
También nos asombra que los concursos televisivos se hayan
convertido en auténticos reality show donde a los cocineros no se les deja enseñar todo lo que saben. Rebeca Hernández,
tras su paso por Top Chef nos explica que
el tiempo que se les facilita es
imposible hacer algunos platos. Nos pone
como ejemplo el pulpo de 7 kg en una hora. Ni la mejor pulpeira de
Carballiño.
Coincidimos en que
este tipo de programas con un ritmo televisivo intrínseco no son una masterclass , ni un Congreso donde
se dispone del tiempo necesario para exponer y realizar algo. Se tiene más en
cuenta la audiencia, que al fin y al cabo, es la que manda.
Otra pregunta lanzada; ¿es verdad que algunos chefs ya no saben ni siquiera limpiar un pescado o
realizar los cortes de carne como corresponde? Ante este debate, Rose Michelle Bensadon
y Rebeca reivindican el nombre de cocinero y nos recuerdan que en Francia “el Chef es un título y el
cocinero es una profesión.”
En general, se echa de menos la comida tradicional de alguna
manera, y de nuevo las cosas bien hechas en todos los ámbitos, disfrutando eso
sí, de las innovaciones en todos los campos. Algunos comentarios versan sobre el
servicio de sala, tan importante y, en ocasiones, tan falto de buenos
profesionales. “Con las cosas del comer
no se juega” Ana Hernández dixit.
Celia Lastres y María Luisa del Amo también recuerdan la
experiencia de Celia en MasterChef y sus avatares con las criadillas. Hacía
mucho tiempo que no me reía tanto y sinceramente, el punto dulce y cálido entre
estas canallas.
Con el cocido terminado, llega el tiempo del café y la
sobremesa, donde se amplían las conversaciones y los buenos momentos.
Queda espacio para agradecer la convocatoria, alabar la
labor de Laura y Chacho como anfitrionas,
así como el convencimiento de estar “tan
a gusto en tres vuelcos”.
Otro punto a destacar es que muchas de nosotras no nos
conocíamos en persona. Con este encuentro, pudimos descubrir la cantidad de
cosas en común que tenemos por el simple hecho de dedicarnos a esta profesión que nos apasiona.
La siguiente cita será en el mes de Diciembre, con el aceite
de oliva como protagonista y alguna sorpresa más, incluida. En cada mesa se
sentarán diferentes mujeres que nos aportarán
su experiencia y su punto de vista de una manera informal .
Termino esta crónica con unas palabras que Ana Hernández
dijo en un momento de la comida y creo que es el perfecto punto y seguido (que
no final): “Somos responsables de lo que
decimos, no de lo que se interpreta. Amen.”
¡Nos vemos en Diciembre canallas!